Artículos de Justiniano HUAMÁN POMA II

JUSTINIANO HUAMÁN POMA II: REFLEXIÓN CON EL INICIO DEL AÑO 2015

SAQRA HUATA RIPUPTIN, MUSUQ HUATA CHAYAMUPTIN, LLAPAN SUNQUYHUAN RIMACUYQUI, CHAY MUSUQ HUATAPI LLAPANCHIC QUÑUYCUCUSPA RURARISUN QATUN QOCHATA, CHCY QATUN QOCHAPI LLAPANCHIC SISAYCUSUN, LLAPANCHIC RURUYCUSUN. ..............CUANDO EL AÑO VIEJO SE VA, Y CUANDO EL NUEVO AÑO LLEGA, CON TODO MI CORAZÓN TE HABLO, PARA QUE EN ESE NUEVO AÑO, TODOS NOS JUNTEMOS, A CONSTRUIR UNA PATRIA GRANDE, UNA PATRIA LIBRE DE SOMETIMIENTO POR LOS PODERES ECONÓMICOS, PORQUE ESTA NACIÓN QUE SE LLAMA PERÚ, ES DE TODOS LOS QUE NACIMOS Y VIVIMOS EN ESTE SUELO, ...LUCHEMOS POR UN GOBIERNO DE RECIPROCIDAD DEMOCRÁTICA, BAJO UN CONCEPTO DE AYUDA MUTUA DE LOS PUEBLOS.

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LAS PROFESIAS DE JUSTINIANO –HUÁMAN POMA II

............................El niño de los andes vino a la capital, trayendo una piedra pesada en su espalda, abandonándola  en el camino sin saber que la pesada piedra era EL ORÁCULO DE FRAY MARTÍN, que por encargo de Arguedas traía el niño, quien llego a la Casona de San Marcos, hallándose Arguedas junto a la pileta, quien le preguntó por la piedra, el niño contestó le que la dejo en el camino porque pesaba demasiado pesada, entonces Arguedas inquiríosle al niño,...QUISPICHIMUY,...QUISPICHIMUY,..., el niño entonces obediente y la trajo, preguntándole al Maestro para que sirve esa piedra, contestándole Arguedas que es su destino, indicándole que en esa piedra pesada esculpirá también el destino de nuestro país.

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ESTE ES UN FRAGMENTO DE LIBRO GÉNESIS Y DOCTRINA DE LOS INCAS

Esta gaceta 
es un compendio
del libro, génesis de los inqas
y el ocaso del Tahuantinsuyu.

Cuando el sol con sus rayos
engendra en la tierra.
Paraqas la ninfa, fecunda en sus entrañas.
La sabiduría inagotable del Tahuantinsuyu.


En memoria de mis ancestros, desde la Atlántida andina, del mismo Tiqtiq Qaqa cuna de la civilización de los Inqas. 
Pasando por Rupanas
Hasta la costa andina de Pachacamac
Cuna de los gentiles sabios.

También en memoria de mis ancestros.
Que se inmolaron por la permanencia del buen Gobierno
Felipe Huamán Poma de Ayala.
María Parado de Bellido.
Bacilio Auqui.

 

Los siglos han transcurrido repentinamente desde la desaparición del Tahuantinsuyu, fueron pocos los sobrevivientes del holocausto del universo andino, que supieron guardar o tal vez esconder en la profundidad del tiempo todos aquellos oficios que dieron grandeza al Tahuantinsuyu, y de aquellos oficios que dieron mutación a la naturaleza, fueron la labor que cumplieron los auquis y huamanís, hoy en este mundo actual lo conocemos como danzantes de tijeras. El auqui es el sabio o el gran maestro que tiene por conocimiento de toda la virilidad de la naturaleza, así como también de la fecundidad de ella misma, el huamaní es el auqui que está en tránsito, en la experiencia ganará todas las sapiensas luego se sublimará como el auqui y radicará por toda la eternidad en la profundidad de las montañas, desde ella observando estará a este paraíso mutante. 
Los huamanís fueron perseguidos sin piedad por los corregidores, encomenderos y por la santa inquisición, sin justicia alguna eran liquidados de inmediato, tildados por demonios y por resistirse al Dios de los mediterráneos. Es importante meditar sobre nuestra identidad, que cuya herencia fue protegido por los hombres de buena voluntad, tal vez para el devenir del futuro, por tanto nos alimentaremos de ella para que esta nación sea vigorosa como el Tahuantinsuyu y los descendientes de esa raza cobriza sea la razón de la existencia de esta nación andina.

Huamán Poma II

 

En el mundo antiguo más allá del Tahuantinsuyu, los reinos y las etnias fueron muy alegres, siempre celebraron grandes fiestas, en ella se demostró danzas de todos los caracteres y usanzas para todo acto. 
Los huamanís fueron los únicos en su género de danza, que estaba en relación con la virilidad de la naturaleza, estaban en todos los actos magistrales, así como en la siembra, en la cosecha, en las grandes construcciones de toda índole, huamaní es el danzante que se ausenta muy lejos, así como el huaman o el águila que vuela alto y va muy lejos buscando su presa; también se entiende Huamaní por forastero errante. 

Para ser huamaní tenía que ser de baja estatura, ágil y astuto, como la hormiga o como la araña, con esas cualidades la danza guarda armonía entre el cuerpo y el movimiento.

Origen de los huamanís.- El origen nativo de los huamanís eran las etnias de Andamarca, Soras, Canas en el reino de los rupanas, hoy conocido como lucanas, su habilidad y destreza solo era comparable con la metamorfosis de la vida natural; en los tiempos inmemoriales los huamanís eran conocidos como Rupaq Chaquis, primero porque eran oriundos de Rupanas y segundo porque estaban siempre en pleno movimiento como si el suelo que pisaban ardía como candela. 
Los huamanís en el Tahuantinsuyu era obligatorio su presencia en toda obra requerido por los curacas, siempre estaban en primera fila de los mitaq, retando todo peligro, fueron los encargados en llevar las ofrendas a los Apus y colocarlas en las zonas inaccesibles, para no ser profanados por los gentíos. Según la historia del Perú, los cronistas españoles manifiestan que los huamanís eran una especie de encomenderos de los Incas, controladores y recaudadores a favor del reino imperante, en nuestra actualidad esa tesis es corroborado por los historiadores modernos, pero yo digo, que cosa más falsa y hereje que denigra a nuestra identidad es preciso para entender la idiosincrasia andina redescubrir nuestra fe en los anales del Ruma simi, lo que ha sucedido aquí en este mundo de naturales y mestizos, es la imposición de una cultura de mezquindad de occidente, es como dijera Vallejo piedra negra sobre piedra blanca, o es que el hombre busca a Dios en los Heraldos Negros sin embargo encuentra a la muerte.

Los huamanís actores de decisión en el Tahuantinsuyu: Después del periplo del inca taita inti y su hijo Huiraqocha por todos los reinos de aquellos tiempos, descubrieron la montaña misteriosa de Macho Pisqo, situado al lado oriental de la cordillera andina, por donde emana el sol y puerta de entrada a la selva virgen. Por fin se convencieron estos dos andarines que habían encontrado el lugar ideal para construir Sondar Huasi.

Retornaron hasta el reino de los Osqo Runas, hoy conocido como el cusca, en cusipata organizaron una gran asamblea con la participación de los Curacas de todos los reinos y etnias de entonces, en ella acordaron construir un gran palacio de la sabiduría llamado Sondar Huasi, en la misma montaña escarpada tallaron la ciudadela majestuosa para guardar todo el secreto de la ciencia andina. 

En cusipata llamado también Sacsayhuaman, se reunieron miles de hombres y mujeres para iniciar la gran carabana hacia Macho Pisqo; después de dar ofrendas y ritos de fe a los Apus y a la Pachamama, concluyó en una gran fiesta, todo era alegría y regocijo, las Ñustas y mamacunas elevaron sus canticos de plegaría a los Apus y a los Auquis para iniciar la marcha hacia el misterioso Apu Macho Pisqo. 

Los huamanís iniciaron los primeros pasos, con sus danzas acrobáticas y viril, viajaban adelante desafiando todo impedimento y peligros, eran más de mil huamanís, otros avanzaban por los desfiladeros y montañas llevando ofrendas a los Apus, mientras las Mamacunas y las ñustas caminaban venteando coca y flores por todo el trayecto, en seguida estaban los Sinchis hombres apacibles sola comparable con los héroes de la mitología del Medio Oriente y Mesopotamia, al final realizaban su trote los mitaq, cada cual llevaban sus artificios para emplearlos en los quehaceres de la gran obra. 
En siete días llegaron a Macho Pisqo, todos los Mitaq se maravillaron al encontrarse frente al gran Apu misterioso, ese día de llegada descansaron hasta el día siguiente, por la noche los huamanís prepararon las exequias para iniciar la construcción de sondar Huasi, todo estaba listo, al amanecer con las primeras auroras del sol, taita inti y los Curaqas se colocaron en un terraplén al borde del desfiladero, las Mamacunas y las ñustas cantaron sus jarahuis venteando miles y miles de hojas de coca al espacio, Taita Inti y los Curaqas brindaron con fermento de maíz, mientras los huamanís, llevaban las ofrendas a los Apus, se lanzaron a los precipicios danzando al ras de una cuerda de maguey, otros grupos subieron al Macho Pisqo, por el desfiladero, como arañas, llegando a la cima danzaron con exquisita sabiduría, al vilo de la danza construyeron una torre humana, fue el momento preciso que apareció un cóndor macho rozando con sus alas el desfiladero de la montaña, fue cuando el huamaní que se encontraba en la cúspide de la torre humana se lanzo al profundo vacío, en su caída logro montar lo en el lomo del cóndor, el cóndor con el huamaní en la espalda voló por toda la llanura hasta llegar a Paraqas; Paraqas lo recibió como ninfa fecunda pariendo de esa manea la otra mitad del eslabón de la ciencia andina. 

Los huamanís siempre mantuvieron su presencia en todas las obras magistrales del Tahuantinsuyu, desde Sondor Huasi, estuvieron en Sacsayhuaman, en las edificaciones del Qosqo, Uraytaytambo, Choquequirao, Huillcas huaman, en Huaytara, Huanuco pampa en todos los confines del universo andino. Estos bailarines intrépidos y valerosos tenían sus atuendos especiales y se ponían por sobre hombre los caracteres de los animales, plantas, ríos y montañas, en su mano llevaba el choque, una especie de tijeras, el mango estaba hecho de oro que representaba al macho o al sol y la cizalla era de plata, representaba a la hembra o a la luna.

Ocurrió algo especial en la época del Inqa pachacutichiq, pachacutichiq, todavía jovenzuelo cuando su padre era Curaqa de Atiqsuyo, este muchacho era hiperactivo pero haragán, el Curaqa siempre lo tenía ocupado en el pastoreo o trayendo forraje para los cuyes, la mayor parte de su travesura era fregar a los demás, a los tejedores, constructores, rechazaba la obra de los especialistas, decía que estaba mal, aprovechaba la ausencia del operador para destruirlo las obras, aduciendo que no le gustaba y que estaba mal hecho.

Por tales hechos llegaba quejas por doquier al Curaqa, el Inca molesto lo llevó a pachacutichiq a la estancia a pastar a las llamas lejos de la ciudad; pero este día se levantó muy temprano y se regresó a la ciudad; en la subida de qochapata se topó con unos ayllus estaban construyendo una canaleta para riego con piedras y argamasa de barro.

Pachacuticheq observó de regular distancia la obra en mención, enfático manifestó, ¡está mal!, ¡no me gusta!, ¡está torcido ese canal!, manifestaba una y otra vez, los constructores al verse burlado por el soquete, renegando lo ahuyentaron tirándoles con piedras, mientras el muchacho cabreando los proyectiles de piedra se corría, pasado el cabriteo regreso calmado, en silencio se sentó sobre una piedra grande, desde ella observaba con desdén mientras los operarios se afanaban en terminar la obra, al término del día al oscurecer todos se fueron sus fincas, pachacutichiq se fue hasta la estancia, llegando se echó a dormir en su cobija, no podía dormir pensando en la obras que no era de su agrado, se levanto y se fue a Qochapata, llegando destruyó toda la canaleta, aduciendo que estaba mal y no era posible una obra mal hecha después de terminar la avería, se fue a Sacsayhuaman a contemplar la colosal obra de los Sinchis, estaría sentado al pie de las enormes piedras, casi a media noche, llegaron un grupo de huamanís con sus danzas magistrales, esa noche quedó maravillado el muchacho con lo que veía, de pronto le quito el pincullo a un músico y se puso a danzar con Frenesí, bailó tanto que los huamanís se burlaron de él ¡tú no sirves para danzante! Le dijeron ¡pareces Amaru empinado! Le gritaban, pero el zamarro se esmeraba ¡pronto aprenderé, hasta tendré la ocasión de enseñarles a ustedes!, les respondía a los Huamanís, con la llegada del amanecer, se fueron a sus fincas; mientras Pachacuticheq tenía que pasar por Qocha Pata, temía que su padre está vez le castigaría con severidad por tan iracunda decisión, desde una lomada confundido por los matorrales, observaba lo que había hecho, divisó a su padre junto con los ayllus, alineaba la canaleta con precisión, está vez la obra estaría a su gusto, sin dejarse ver, se alejo hasta la estancia, sacando forraje del maizal para los cuyes se fue a la ciudad, tratando de convencer a su padre lo contrario le espero en su finca con nerviosismo y temor, cuando llegó el Curaqa solo se atinó a preguntarte a su hijo de la situación en la estancia; acercándose con afecto de padre le dijo ¡tienes una buena vista sobre la perfección, ¡serás un buen Sinchi constructor!, el mozalbete contesto ¡padre huiraqocha!, ¡yo quiero ser Huamaní! El inca le miro sorprendido, le respondió! ¡hijo! ¡tú eres el que seas tu destino!, ¡serás lo que tú quieres! Y se alejo de él, el lnqa sabía desde que era niño su hijo, era un perfeccionista exquisito, por esos motivos nunca le regañaba, solamente apartaba de los obrajes; por la noche pachacuteq regresó a sacsayhuaman a encontrarse con los huamanís, esa noche se preparó con mucho empeño, elaboró su propio atuendo totalmente diferente a lo que usaban los huamanís, les fascinó a todos, desde ese momento el nuevo atuendo fue llevado por todo el Tahuantinsuyu convirtiéndose en la vestimenta oficial de los huamanís.

 El iniciado convencido con su decisión, mandó a decir a su padre con un chasqui, que se iba al reino de los Rupanas, por fin logro su objetivo, se encamino a Rupanas con los Huamanís, estando en huamanqa los huamanís lo dejaron, desde aquel paraje tenía que llegar danzando hasta Rupanas, tenía que imitar a la iIIapa, a la furia de la lloqlla y del mayo, tenía que conversar con el viento y con los auquis; estuvo internado en las montañas y quebradas a más de un año y medio, al asecho de los arrieros, salía en su encuentro y demostraba todo su habilidad de danzante, pero los arrieros no aprobaban su danza, burlándose del iniciado continuaban su camino, aún persistía con terquedad, danzaba noche y día, hasta que se encontró con el Auqui de Andamarca, el auqui le dijo que su destino no es ser huamaní, ¡tú eres muy alto para tu deseo! ¡Mas eres un sinchi!, ¡eso es tu destino!, Pachacutichiq con decepción y cólera, golpeo con su enorme puño a una piedra, al instante trituro en pedacitos, mientras el Auqui le repuso, ¡LIapan Atiq!, Vamos a Andamarca allá conocerás a muchos huamanís y aclararás tu pensamiento, el jovenzuelo ya más desarrollado acepto ir a Andamarca, estando en ella observó hermosas laderas con tierra fértil y era corroído por la lloqlla, juntó a todos los ayllus del reino de los Rupanas y construyo su primera obra magistral, los andenes de Andamarca; cumpliendo con su primera experiencia, retornó a Qosqo, habiendo sido despedido por las marcas y ayllus del reino de los Rupanas; cuando llegó al Qosqo fue recibido por su padre con amor fraterno de ayllu, luego fue enviado a Sondor Huasi, a alimentarse de la sabiduría del Tahuantinsuyu.


LOS HUAMANÍS Y LA CONQUISTA

Pasaron los siglos por los siglos como el reflejo de la iIIapa, con ella llegaron los blancos con sus propias leyes a imponer al reino del Tahuantinsuyu, la real Audiencia y la santa inquisición, fue el tormento fatal de los huamanís, persiguieron, aniquilaron, aduciendo que eran paganos adoradores del demonio, que blasfemia mortal de estos blancos a la Pachamama, la Pachamama no es demonio, tampoco es Dios; es la materia viva que nos da la existencia cíclica; en la colonia, los huamanís fueron reemplazos por los curas frailes y por los santos, para rezar el lamento de los desposeídos.

Sucedió algo insólito en la ciudad de Qaqamarca. 

En las albas de la llegada de los españoles, en Qaqamarca se celebra la fiesta grande por el ungimiento de Atahualpa como Curaqa de Chincaqsuyo, al solemne acto asistieron todos los Curaqas de los demás suyos, así como también de las marcas y etnias del universo andino; se sabía en este reino de naturales, de la existencia de los hombres blancos, por lo mismo, la extensión del Tahuantinsuyu estaba cada vez más cerca al istmo de Panamá, es más, estos hombres Barbados de extrañas costumbres, habían llegado a las mismas tierras de Chincaqsuyo Atahualpa en compañía de todos los Curaqas del Tahuantinsuyu, tomaron la decisión de brindar a los forasteros un recibimiento apoteósico, con fiestas y banquetes, tal como era la costumbre en aquellos tiempos. 

La sorpresa era grande, no se sabía si el encuentro de ambos mundos iba a suceder de manera pacífica a la usanza de este reino, o es que iba acontecer en combate a la asechanza de los conquistadores. 

Cuando los conquistadores llegaron a Qaqamarca, después de capturar a Atahualpa, primero construyeron sus barricadas, con enormes troncos y piedras en el centro de la plaza, con sus cañonetes y arcabuces en sus atalayas diestros a disparar. 
Pizarro se instaló en el centro de la barricada, cuya tienda se encontraba cerca de la de sus capitanes y del cura Valverde, Atahualpa despojado de su cargo de Curaqa por los mediterráneos, pugnaba en el patíbulo, amarrados de pies, manos, sujetado a un poyo de tronco enclavado en el suelo, juntamente, a sus colaboradores más cercanos, otros naturales importantes se hallaban en celdas especialmente adecuados en casonas de piedra de la ciudad cerca de la barricada, guarnecidos por celadores de Pizarro. 

Atahualpa entendiendo la ambición de los españoles, mando a traer reliquias y llenó los recintos de oro y plata, tal como había prometido, los castellanos estaban llenos de júbilo al ver tanta reliquia, brillaron sus ojos como de luciérnaga de ambición; los recintos llenos de oro y plata hasta el tope, fueron protegidos por seis gendarmes cada uno turnados por cada seis horas. 
Los conquistadores barajaron el destino de los prisioneros, mientras tanto, las mamacunas y las ñustas exclamaban la libertad de los cautivos, otros aborígenes observaban desde los techos de los edificios, sorprendidos, no podían hacer nada por la libertad de sus líderes; los naturales no sabían del arte de la guerra, menos matar; pasaron los días en clemencia, los castellanos salían y entraban en pelotones de la barricada, exploraban los alrededores de la ciudad, llegaban noticias en picada al estado mayor de los conquistadores, había mucho temor por un ataque masivo de los naturales, los gendarmes habían observado a miles de Huamanís en danza lúgubre de muerte, los intrusos al contemplar esta competencia de valor, entendieron lo peor. 

Fue una noche del sétimo día de ese año en luna llena hasta los zorros y los pumas aullaron pidiendo clemencias, pero el oído de estos mercenarios eran sordos, esa noche fue para no olvidar jamás, se inicio la matanza de los prisioneros. 
Manco Inqa se hallaba en una de las celdas junto con un Huamaní de Soras, ambos estaban amarrados, la muerte llegaba a las puertas de su celda, el Huamaní se apuraba para zafarse de las amarras, mientras le decía al Inqa ¡Huiraqocha! ¡Padre mío! ¡Pronto saldremos de esta!, llevarás a nuestros Ayllus a buen recaudo, mientras yo me enfrento a estos centauros de la muerte. 
 

El Huamaní se sublimó, zafándose de las amarras, con desesperación desato a Manco Inqa y le dijo que se fuera, así lo hizo el inqa, mientras tanto, en esos mismos momentos, dejaba de existir Atahualpa, ahorcado en un horcón de madera; por última vez voló el choqe, maldiciendo en su grito lúgubre el sacrilegio que cometían estos bárbaros de la península. 
En las afueras de la barricada se escucharon alaridos de terror, eran los gendarmes españoles que se ponían a buen recaudo dentro de la barricada, comunicaron a los capitanes lo sucedido en las externas de la barricada; al contemplar estas escenas por los capitanes, vieron miles y miles de serpientes esparcidos por toda la ciudad. Salían de los recintos donde se guardaban las reliquias; los castellanos querían enloquecer, pues estaban en el mismo infierno, rezaban todos a su Dios de los cielos, mientras el cura Valverde rociaba toda la barricada con agua bendita, clavaba cruces de madera en las atalayas. Los gendarmes disparaban sus cañonetes y arcabuces contra las serpientes; de pronto apareció el Huamaní de Soras sobre las serpientes danzando, recibió perdigones y flechazos en su cuerpo; a medida que las serpientes resbalaban desapareció en la oscuridad. 
Pasado el episodio al día siguiente, los españoles aún con espanto, murmuraban de lo sucedido; los gendarmes revisaron las celdas de los prisioneros, no hallaron cautivo alguno, tampoco hay naturales en la ciudad, todo está en silencio; pelotones cabalgaron por las calles, entraron a las casas, no hay gente alguna. 

Los españoles sintieron pavor, se les calentó las orejas, el cuerpo les temblaba de miedo; se atrincheraron en la barricada, esperaron el ataque masivo de los naturales, rezaban, besaban el crucifijo pedían un milagro a sus santos; mientras tanto el cura Valverde pasaba ungiendo con aceite a los españoles. 

Muchos gendarmes se arrepentían por haber venido en esta aventura; el día transcurría sin novedad, el sol caldeaba con fragor, los mediterráneos ni hambre sentían; no durmieron esa noche, el miedo era tremendo en la oscuridad. A media noche aparecieron miles de huamanís danzando desafiantes repudiaban a los extraños; los gendarmes no podían ni disparar sus armas de miedo, los capitanes en jefe carajeaban a los gendarmes obligándolos a disparar, las siluetas de los huamanís en danza frenética, se burlaban de estos pillos. 

Pizarro llamó a sus capitanes mediante el hermano menor que cumplía las labores de edecán, en su tienda con todos sus huestes y el cura Valverde, acordaron salir de Qaqamarca por la mañana; en tanto Felipillo se encontraba junto con el cura, le interrogaron una y otra vez de lo que sucedía, pero el interprete no podía contestar, pues desconocía de los hechos, ya que era un forastero más en Qaqamarca, Valverde con actitud de fraile, convenció a Felipillo para conversar con los naturales capturados en la costa, que hasta ese momento se dedicaban a la servidumbre de los blancos. Fue acertada la solicitud del cura; Felipillo accedió, trajeron a un prisionero cañari en presencia de los capitanes preguntó Felipillo al cañari de lo que estaba sucediendo el prisionero contestó diciendo; todo lo que estaba sucediendo, en este momento, era un encanto, hasta las reliquias de oro y plata eran encantos; todo ello era una ilusión emanado por un solo Huamaní, que se hallaba escondido en algún lugar de los edificios. 

Los españoles al escuchar lo dicho por el cañari, se mantuvieron incrédulos, no podían entender; solo justificaron su asombro, diciendo que está ciudad era de demonios. Todos los capitanes accedieron a retornar a San Miguel llevando a buen recaudo todo el tesoro conseguido. 

Con el nuevo día los blancos prepararon el retorno a la costa, llevaron a los esclavos, negros y centro americanos, a los recintos del tesoro, con costaletes en la mano, para llevar el oro y la plata en sus espaldas; los conquistadores con Pizarro adelante y romana en mano, abrieron los recintos. La sorpresa fue grande y decepcionante; los recintos estaban vacíos sin el metal precioso; todos se miraron, hasta lloraron algunos; más Pizarra dio un grito de cólera ¡maldición! dijo ¡estos indios se llevaron nuestro oro! repetía una y otra vez; los demás conquistadores, juraron recuperar el tesoro con sangre y fuego. Así se inicio el galope de los centauros de la muerte; corrieron por todo el reino del Tahuantinsuyu como tempestad de mala suerte, ciudades y pueblos perecieron bajo el casco de los caballos. 

Allá por los siglos de la colonia, llegaron dos huamanís de Soras a la plaza de huamanqa, retaron a la sétima iglesia de los mediterráneos, en la comitiva se encontraba el auqui y casiqui de Andamarca, Felipe Huaman Poma de Ayala los huamanís Rupac chaqui y Chulla chaqui danzaron toda la noche frente a la iglesia, al espectáculo acompañaron naturales y mestizos de Huamanqa, Chulla chaqui subía a las torres del atrio por una soguilla y danzó en la cúspide, mientras Rupaq chaqui ofreció a los espectadores, moverlo a la iglesia de su sitio, así lo hizo, la muchedumbre quedó pasmado por la ilusión sacrílega del huamaní, el acto teatrino fue interrumpido por los gendarmes, capturado los dos huamanís, en presencia del vicario, fueron muertos con la estocada de dos espadas de acero; Huamán Poma en su condición de cacique fue conducido a la gobernación y encerrado en el calabozo, el corregidor de huamanqa le tildó de cómplice se los huamanís, no habiendo sido comprobado su participación, por sospecha fue desheredado, sus tierras fueron confiscados y salados para que nunca más crezca sementera alguna, desde ese momento Huamán Poma se convirtió en un paría desposeído, murió de viejo no se sabe dónde, tal vez sus huesos están tiritando en alguna estepa del ocaso. 

Por mucho tiempo los huamanís se replegaron en las montañas alto andinas, en acantilados junto a las lagunas encantadas, en su trayecto se encontraron con las Qarqachas, estos personajes extraños eran los condenados en el Tahuantinsuyu, desterrados por los ayllus, por delitos graves que habían cometido, deambulaban en los parajes lejos de las marcas, no tenían opción a reivindicarse con la sociedad ni con su familia, tenían que perecer o sobrevivir en el destierro. 
Los primeros encuentros de competencia de los huamanís, fue precisamente con las Qarqachas, los encuentros eran dos destinos, del bien y del mal, retaron a todos los peligros, la competencia era a muerte, solo se detenía la danza al perecer uno de los contrincantes, el triunfante se llenaba cada vez más de poder y energía.

 

LOS HUAMANÍS EN EL SIGLO XIX.

A la conclusión de la santa inquisición y de los corregidores abolidos por la independencia, regresaron los huamanís a la escena social con sutileza, aún persistían el desprecio de los príncipes criollos, herederos de la corona Española, los huamanís por más tiempo se mantuvieron al margen de esta sociedad de aristócratas, los tiempos cambian, las provincias andinas han comenzado a caminar pesadamente, como batracios salidos del fango, con ello tomaron las alamedas y palacios dorados de los aristócratas, ahora fluye por las ciudades la sangre de clavel y geranio polinizando la vida con la virilidad de los huamanís.

Derechos reservados, registrado en INDECOPI.

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DEMOCRACIA E INCLUSIÓN

Inclusión no significa llevarle un plato de comida al desposeído, eso sería lástima, la inclusión significa aceptar el carácter del desarrollo de la otra parte.

 

Los pueblos originarios nunca hemos sido pobres, tampoco lo somos, lo que sucede es que hemos sido empobrecidos por los colonizadores de esta nación, Francisco Pizarro al fundar el estado colonial, hizo parte de su propiedad a todas las tierras y riquezas de los conquistados, ese mismo estado ocurre hasta hoy en día, los pueblos, las comunidades no son dueños de sus territorios y por ende, el Estado interviene sobre las propiedades de los pueblos, los vende y concesiona sus riquezas al mejor pastor del Neoliberalismo.

 

¿Son dueños de las tierras los pueblos y comunidades?

En efecto; los pueblos y comunidades son dueños absolutos de sus territorios por herencia histórica, por tanto los cánones del Estado democrático debe consagrar en sus leyes tal como son.

 

¿Cómo se debe cohesionar la territorialidad?

El Estado debe ser el promotor equitativo para disfrutar las riquezas de esos territorios, pero no despojando a las comunidades de su propiedad ancestral si no creando las formas correctas para la convivencia dueños Estado y empresas interesados en sus riquezas.

 

¿Cuál es la forma correcta de organización?

La inclusión, en este caso, se debe poner en práctica la doctrina empresarial de organización, el aporte de capitales; dueño de la riqueza, el estado promotor y el empresariado financiero.

¿Qué significa esto? Esto se llama inclusión económica de los pueblos, con esta posibilidad los pueblos tendrán el auto sostenimiento y el desarrollo social de sus territorios y originarios.

 

¿El canon no es suficiente?

El canon es un reconocimiento insuficiente que no es igual a una utilidad aparte que al dueño de la riqueza llega como una dádiva y la pobreza sigue pululando.

 

¿Cuál es el carácter de la inclusión?

El carácter de la inclusión son dos puntos fundamentales:

·         Inclusión ideológica de las naciones andinas y amazónicas.

·         Inclusión económica de las naciones andinas y amazonas, dentro el sistema democrático.

 

Inclusión Ideológica

Las naciones originarias son herederos de una ideología de convivencia pacífica, cultural y moralmente sólidos en su comportamiento social; la moral de los incas que se refiere fundamentalmente a la siquis humana, Ama Llulla, Ama Sua, Ama Quella, Ama Llonqo, deben estar consagrados en la constitución del país, como un instrumento de moralizador de los comportamientos del ciudadano.

 

Inclusión Económica

Las leyes naturales de los incas; que en su momento dio origen a un desarrollo global de los pueblos no han perdido su originalidad, su vigencia permanece con la existencia de los pueblos originarios, esto nos indica un desarrollo social económico de reciprocidad; el Aymi, la Minca, la Mita, estas leyes son la expresión auténtica del Perú mestizo que permaneció latente hasta los años sesenta, y fue avasallado por el sistema democrático dominante, son estas leyes ancestrales garantizó la existencia de una cultura de naciones civilizadas en este continente precolombino, por tanto debemos fundar un sistema democrático con la inclusión de estas leyes para un buen gobierno de este país.

 

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